viernes, 3 de abril de 2009

Día aburrido en la oficina!

Aproveché para poner muchas fotos acumuladas en Picasa: http://picasaweb.google.co.in/lewindiana

Disfruten!

El Camino a Casa (de Lucknow)

Hace poco escribí que el ser humano se acostumbra a todo… bueno, no es así. Hay cosas a las que uno no se puede acostumbrar, y te siguen doliendo en el alma más allá de cuantas veces se repitan.

De la oficina a mi casa, y de mi casa a la oficina, hay 1 km. Una persona normal pensaría que no muchas cosas pueden pasar en tan corta distancia, en unos 15 minutos de caminata… pero a mí se me ha vuelto un infierno.

Todos los días cuando estoy en Lucknow, intento camir tranquila de mi casa a la oficina, y de la oficina a mi casa. Pero no me dejan. Hay una nenita, tendrá unos 10 años y es hija de la calle. Todos los días, al verme pasar, se empeña a pedirme limosna. Yo no le doy nada. Entonces me empieza a perseguir. Camina detrás mío hablándome en Hindi, diciéndome algo así como “dame plata para comer”. Y yo pienso: “caí en la trampa, no tengo salida: si le doy plata, quiere decir, que al día siguiente, me va a volver a perseguir; si le compro comida directamente, lo mismo; y si no le doy nada, entonces sigue caminando atrás mio”… y se pone un poquito violenta… y me agarra del brazo, y me sigue hablando, pidiendo, casi gritando… A mí, mientras tanto, se me parte el alma. Y trato de ignorarla, pero no puedo del todo… sigo caminando… 100 metros, 200, 300, 400, 500… y la nena se da por vencida. Y yo respiro profundo, ¡qué alivio!

Pero todavía no llegue a la oficina. Entonces se me acerca un nenito, calculo unos 3 años, también hijo de la calle. Y lo mismo… lo trato de ignorar, intento caminar en paz, pero no puedo… pienso de nuevo: “¿y si le compro comida? ¿y si le doy algo de plata? ¿y si lo intento ignorar?...” y mientras pienso, también camino… 100 metros, 200, 300… y el nene sigue detrás mío… ¿Qué hago? No puedo hacer nada… esta fuera de mis manos regalarle una infancia, el caminar con una sonrisa, o el pensamiento sencillo de ir a jugar a la plaza…

Llegué a la oficina.